Toni Ortolà – Una tarjeta no es un catálogo

Una tarjeta no es un catálogo. Parece que sea lógica esta afirmación, pero mis años de experiencia en el sector gráfico me dicen que no es tan lógica.

Cuando yo empecé a trabajar en la imprenta de mi padre hace ya 30 años, recuerdo que la mayoría de tarjetas que se hacían eran tarjetas de un tamaño más grande que el actual (antes 6×10 cm, o 7×11 cm. Ahora 5,5 cm x 8.5 cm) y se hacían grandes por la sencilla razón de que se pretendía poner cuanta más información mejor aprovechando el coste. Había clientes que, si le hubiéramos dejado, hubiese  impreso incluso en los bordes de la tarjeta. Las cosas ahora han cambiado, o por lo menos eso creía yo. Pero empecemos primero por definir la función de una tarjeta de visita.

Funciones de la tarjeta de visita

Imaginemos por un momento que te presentan a una persona y empiezas a contarle toda tu vida en 5 minutos, ¿cuál creéis que será la impresión que le quedará a esa persona sobre ti? Lo más seguro es que se largue corriendo y no vuelvas a saber más de ella por dos razones:
1, porque eres un paliza y solo has hablado tu y 2, porque como ya le has dado toda tu información, no necesita seguir más contigo.

Lo lógico cuando te presentan a alguien es decirle tu nombre y poco más, quizás a que te dedicas o algún dato más, pero muy poco. Pues con las tarjetas de visita debe ser igual, que el nombre ya lo dice es de visita, no hay que ser pesado cuando vas de visita. La tarjeta es como decir Hola soy Toni y estos son mis datos y nada más.

A la otra persona no le hace falta saber nada más en ese momento, después si está interesado en ti seguro que te llama o busca más información que seguro que la encuentra por que le habrás puesto los datos necesarios para hacerlo.

Toni Ortola tresT Comunicación Diseño y Publicidad Alicante

La tarjeta de visita tiene que ser lo más sencilla posible, en cuanto a datos se refiere, en cuanto al diseño, va en función de lo que queramos expresar. Un pintor hará una tarjeta más colorida y un abogado la hará más sencilla con colores más neutros, pero al final los dos están dando una información y si le aportamos demasiada información al usuario, no se va a quedar con un mensaje claro.

Pues si, eso era lo que yo creía, pero después de tantos años intentando que los clientes entiendan la diferencia entre tarjeta y catálogo, veo que la batalla sigue aun en pie, no puedo dejar de molestarme cuando me dan una tarjeta y veo que no han dejado ni un espacio en blanco, sino al revés, todo bien amontonado, marcas, productos, servicios, datos de contacto, fotos, etc.

Si, se siguen haciendo muchísimas tarjetas de ese tipo, que no han sabido ser concretos y decir en dos palabras a que se dedican profesionalmente.

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