No hay perdón

Cuando uno está en la universidad de periodismo, los profesores y alumnos más adelantados le advierten de lo duro que es este trabajo y de la pasión y dedicación que precisa. Se sabe que los horarios son de locura, se trabaja bajo mucho stress y que uno «sabe cuando entra a la redacción pero nunca cuando sale», me recordaban una y otra vez.

Todo esto no es problema si uno adora el periodismo -cosa que es necesaria para dedicarse a este oficio-. Lo que no tiene perdón es la persecución, el maltrato, la muerte.

Esta madrugada la revista mexicana ‘Contralínea’ ha confirmado la muerte de dos de sus periodistas Marcela Yarce y Rocío González, desaparecidas desde el pasado 31 de agosto. Asesinadas, sus cuerpos «se han encontrado maniatados y con signos de estrangulamiento», según informa Europa Press.
Yarce era la fundadora de la revista ‘Contralínea’ y, desde hacía algún tiempo se dedicaba a las relaciones públicas de la publicación. Por su parte, González era redactora freelance y antigua trabajadora de Televisa. En cuando se percataron de su desaparición, sus compañeros del trabajo pusieron en marcha una campaña de búsqueda por Facebook pero, en un país dónde el índice de criminalidad es tan alto, lo peor era previsible.

Imagen de clasesdeperiodismo.com

 

Con ellas suman 74 los periodistas muertos en México desde el año 2000. Éste es un acto imperdonable y atroz que la Comisión de Derechos Humanos de México DF (CDHDF) ha condenado «enérgicamente» al considerar que atenta «contra la libertad de expresión y la convivencia social».

Mucha gente mata al mensajero por no querer enfrentarse al emisor. Cobrades. No hay perdon.

Son sumamos al dolor de la familia y de la sociedad mexicana. Estamos con vosotros.


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