No es un caso aislado, al contrario sucede más a menudo de lo que nos imaginamos. Los manuales de empresa como los de identidad corporativa, filosofía de empresa, libros de estilo o los manuales de programación, no los usa NADIE.
Estos manuales los elaboramos profesionales del mundo de la comunicación empresarial en general y, sirven al usuario para manejar ciertas situaciones inesperadas que puedan aparecer a lo largo de una jornada laboral.
Pero, resulta que, de los manuales que hemos hecho, no creo que haya ni uno sólo que haya sido usado adecuadamente. Un caso reciente (de esta mañana) me ha recordado la falta de interés del cliente por el manual.
El caso es que, en un manual que hicimos hace ya muchos años, unos 10, pone que, “el sistema no actualiza los datos modificados de inmediato, la actualización de la estructura del sistema puede tardar hasta 1 hora.” Como veis, esta aclaración deja bastante claro que algunos cambios tardan en ser visibles. Pero me desayuno con un cliente nervioso y atacado de los nervios que me llama desde Alemania para reclamarme esta actualización inmediata.
Los que sabéis de servidores y programación conocéis los llamados CRONJOBS, que en este caso, hacen un refresh del sistema cada X tiempo.
Con sólo echar un vistazo al apartado correcto dentro del manual, nuestro cliente hubiese sabido que, en unos minutos, todos sus cambios se validarían, pero en vez de eso, llama a España y me explica durante 15 minutos qué ha hecho y cuál es su teoría sobre por qué no ve los cambios en la Web. Al final, para tranquilizar al cliente he tenido que activar manualmente el proceso del CRONJOB.
En fin, que un manual cuesta mucho de hacer y resulta muy útil para el cliente, pero claro, siempre y cuando se lea porque, aunque en la estantería da a la oficina mucha profesionalidad, no deja de ser una herramienta muy útil en el día a día de una empresa.
En cualquier caso, gracias al manual, hoy no soy yo el parado.