Leía esta mañana en Communications Arts un artículo de Thomas Phinney que me ha resultado muy familiar. Phinney escribía sobre la dificultad de explicar a alguien la importancia de las tipografías (How to Explain Why Typography Matters) a través de una conversación muy graciosa y bastante ajustada a la realidad.
«What do you do?»
«I’m a typographer.»
«Oh, you’re a topographer. So does that mean you have a geology background, or you mostly work with maps?»
«Erm, not exactly. I’m a typographer, I work with fonts.»
«Funds? Like an investment banker?»
Conversaciones como esta, son las que tenemos constantemente cuando nos reunimos con un cliente y pretendemos venderle su trabajo. Cuando hacemos un diseño no es gratuito, está perfectamente estudiado y adaptado a las exigencias que requiere el cliente en cuestión y su negocio. Pero es curioso como ellos mismos pueden llegar a estropear su diseño.
Algunos de los detalles con los que nos hemos topado son los siguientes y, además, os señalamos el nivel de ganas-de-matar que hemos experimentado del 0 al 5:
- Que el cliente se encapriche de una letra concreta y, no sabemos por qué, suele ser Comic Sans.
Ganas-de-matar 3
- Que el cliente pretenda poner en al diseño un color determinado por todas, todas, porque suele ser el color preferido del hijo o de la mujer y quiere tener un detalle con ellos.
Ganas-de-matar 2
- Imponer que su Identidad Corporativa se parezca -mucho- a una ya en uso que ha visto en una valla publicitaria mientras volvía del trabajo camino a casa. Ganas-de-matar 4
- Que el cliente marque un perfil o camino a seguir para elaborar un diseño y, a cada reunión para enseñar las pruebas, traiga consigo nuevos y muy diferentes ejemplos sobre lo que quiere.
Ganas-de-matar 5 - Que te diga que tienes carta blanca para hacer su diseño alegando que “tu eres el profesional” y que luego, tras la primera prueba diga “no, no… quiero un pajarito que mueva las alas y esté picando una flor mientras por detrás se acerca una abeja” -¡Ein!-
Ganas-de-matar +11
En fin, paciencia y al toro. Los amigos de Foro Alfa nos dejan una serie de advertencias para poder sobrevivir una reunión de corrección con un cliente. Nuestro consejo es: Que no sea un viernes… ¡estamos todos saturados!