Ya he comentado en varias ocasiones la relatividad de los colores. Alguien ajeno al diseño puede pensar que azul es azul, verde es verde y que rojo es rojo. Sin más. Ya está.
Pero los que estamos dentro del pequeño universo del diseño sabemos que los colores son una verdadera locura. Para poder unificar tonos, aplaudo la idea de la ceración de estándares como el Pantone pero lo que nos ha pasado recientemente rompe barreras y es tan enigmático como la teoría de cuerdas para la explicación del universo.
Hemos cambiado de oficina y, con ello, hemos cambiado nuestras tarjetas de visita adaptándolas a la nueva dirección y datos de contacto. El tema es que hemos enviado a imprenta un mismo documento de imagen con un color X y la imprenta nos ha mandado las tarjetas con 3 colores diferentes.
Entiendo que el color, según ordenadores, no es el mismo en un ordenador que en otro, que no es igual visualizarlo en pantalla que impreso, que cambia el color en función de material de impresión y todas estas cosas pero, ¿que cambie incluso de una impresión a otra siendo impresión digital?
Ahora queda conpletamente confirmado que no se puede confiar en los colores. En esta imagen puedes ver la diferencia de colores en cada una de las tres tarjetas y, palabrita de tresT que son del mismo envío, archivo, soporte, remesa, como quieras decirlo.